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Writer's pictureJosé Miguel Flavián Erlac

Las cosas hechas de aire toman cuerpo

Añadir un nuevo logo a los productos de consumo debería convertirse en buena noticia cuando nos lleguen las certezas de su reconocimiento por parte del público, y de su utilidad para cambiar las cosas.

Hace poco leí la noticia de la aparición de esta nueva certificación, impulsada por parte de la industria eólica y con la prescripción de alguna ONG y marcas de consumo famosas: WindMade. La organización tiene su base en Bélgica, y tiene como objetivo “aumentar el uso de la energía eólica, contribuyendo así a la sostenibilidad, la eficiencia de los recursos y la seguridad energética”. Incluso se puede consultar un folleto en castellano en su web.

Winmade

¿Qué propone este protocolo? Pues nada menos que destacar en el punto de venta los productos que hayan empleado en su fabricación una cierta proporción de energía eólica, y otras energías renovables. Parece algo descabellado que las personas puedan tomar decisiones de compra en base a la naturaleza de la energía empleada, pero la organización detrás de esto se va a esforzar en vender las credenciales verdes de esta fuenta de energía. Destacarán la importancia de reducir nuestro impacto medioambiental sustituyendo productos que habitualmente compramos por los que tengan el sello o pidiendo directamente a los fabricantes que adopten el sello. Y en países como el Reino Unido, estas cuestiones cada vez se consideran más (aunque está por ver para qué porción del mercado podrán llegar a ser relevantes).

Han empezado una campaña por redes sociales curiosa. Piden a los consumidores que les envíen fotos de los productos que desearían llevaran la etiqueta, con el #showyoucare si lo hacen por twitter…  Parece una buena forma de reconocer el poder de los consumidores, y veremos cómo responden las empresas que dicen que el consumidor es el rey!

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