Lo que importa ahora es dar imagen de precios bajos, nada de facilitar las matemáticas en la tienda. Los principales distribuidores están enfrascados en una guerra de precios, y Iceland, a pesar de su buena posición como especialista en el mundo del congelado, no es ajena a ella.
Su crecimiento se ha estancado un poco, y nota también la deserción de clientes que compran los productos de alimentación envasada en tiendas de una libra, con las que comparte espacio en la mayoría de las calles donde tiene Iceland una tienda.
La reacción viene por ajustar aun más los precios, bajar los que se puedan del límite de £1 y hacer que los clientes que ya van a sus tiendas les compren todos los productos que necesitan, no solamente los congelados.
Fuente Iceland
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