Si hay una característica importante del gran consumo en general, y creo que del de este país en particular, es su capacidad de rápida adaptación. La tendencia a repudiar el azúcar tomó cuerpo hace unos tres años, cuando empezó en serio la presión de varios lobbies que hacían campaña contra el azúcar “escondido” en los alimentos, y luego algunos chefs famosos pusieron en marcha sus rodillos mediáticos. Pasamos por distintas etapas, pero ya se habían empezado a mover los engranajes de la industria para reformular los productos, revisar los surtidos, y en al final, tener una oferta de productos más saludable… o quizá mejor dicho, más adaptada a los gustos que el consumidor actual va desarrollando en base a los cambios sociales y varias de las influencias arriba citadas.
Decimos siempre que la salud y la conveniencia son los dos principales drivers en este mercado. La salud sigue creciendo a buen ritmo, por ejemplo, según Kantar, en el 38% de los los platos preparados que se compran se escogen pensando en un ingrediente en concreto que se considera saludable. Sólo hay que ver las estanterías de platos preparados de Marks & Spencer para ratificar este dato, por ejemplo.
Kantar recogía en un reciente informe varios datos sobre el comportamiento de los consumidores y su actitud respecto al azúcar. Si miran la gráfica más abajo, verán como la cantidad de azúcar en las cestas de la compra está disminuyendo (junto con las calorías y la sal, otros dos elementos con mala imagen en el ámbito de la salud), mientras crecen a fibra y las proteínas. Sin embargo, todavía los británicos siguen comprando productos que dan una cantidad de azúcar elevada en el total de la cesta de la compra (110g por persona y día, versus la cantidad recomendada de 90g, y esto sin contar lo que se compra en foodservice).
Fuente Kantar
Los consumidores están dejando de comprar categorías como las bebidas refrescantes azucaradas, los zumos, e incluso las galletas y chocolatinas en un intento genuino de reducir su consumo de azúcar. La frecuencia de compra de refrescos ha bajado un 8,6% en un año, y la categoría de galletas ha perdido un 1% de su valor (han bajado mucho las ventas de las galletas más tradicionales, mientras que las versiones saludables o las premium crecen). Y las marcas reaccionan siguiendo distintas estrategias, desde la reformulación en muchos casos (por ejemplo, el anuncio de Nestlé de hace unos días), la total revisión que está sufriendo el mercado de bebidas refrescantes aquí, o el peculiar anuncio de Mars.
Fabricantes y distribuidores quieren ser los aliados de los consumidores en temas de salud. Hemos pasado por la etapa de las grasas trans, la sal, y ahora es la del azúcar.
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